
Lewis: "Ser refugiado es sinónimo de valentía, es una esperanza"
Lewis junto a sus diseños. Fotografía: Carmen Valiente
Resolución de la solicitud de asilo: concedido el permiso de residencia por razones humanitarias.
Lewis viajó a España desde Venezuela por una promesa laboral en un certamen de belleza que resultó ser un fraude. Tras encontrarse sin recursos en un país extranjero y ser incitada a prostituirse, decidió solicitar asilo.
En solo un par de minutos de conversación se percibe cuánto ha madurado desde la primera entrevista. Por aquel entonces, Lewis tenía 25 años, llevaba 8 meses en España y lo que más echaba de menos era la fama y el reconocimiento que tenía en su país. Allí había sido una de las coronadas en el certamen de Miss Gay Venezuela en 2013.
Aún así, era tajante en cuanto a su decisión de no volver. Se había desenamorado del país. "Yo siempre había querido salir de Venezuela. Ese amor que le profesas a tu tierra, yo no lo tengo. Suena feo, pero es así. Es como cuando estás con tu pareja, se acaba el amor y sigues con ella. Está mal, porque qué haces con una persona a la que ya no quieres. Así me pasaba. Qué hacía yo en Venezuela si ya no la quería."
Aunque lo vestía de romanticismo, ese no fue único motivo que le llevó a dejar el país. Venezuela es el quinto país del mundo con más asesinatos de personas trans y ella ya había recibido amenazas. Además, ser la hija de un opositor del gobierno suponía un riesgo extra.
Desde niña, Lewis fantaseaba con vivir en España. Por este motivo, al recibir la propuesta de un compatriota para venir a trabajar en un certamen de belleza no dudó en hacer las maletas. El desengaño fue duro: "El acuerdo era que trabajaría con él a cambio de hospedaje mientras solucionaba el tema de los papeles. La convivencia fue fatal, estaba malviviendo. Incluso, había noches que me dejaba durmiendo en la puerta fuera de la casa. A lo último me pidió que lo ayudara con dinero, cosa que era imposible porque no tenía trabajo, y me sugirió que me prostituyera". Fue entonces cuando se decidió a tramitar la solicitud de asilo que la llevó a vivir en el Centro de Acogida al Refugiado de Sevilla (CAR). Para ella, "ser refugiado es difícil, nadie quiere pasar por esto" pero "es sinónimo de valentía, es una esperanza".
Lewis ha decorado su apartamento de cara a la nueva entrevista. Nada más entrar, destaca un agradable olor dulce que se hace más intenso al llegar al salón. Allí se encuentra su mesa de trabajo, donde reposan las máquinas de coser tras la que me confiesa que ha sido una jornada intensa. Más adelante está el sofá, lleno de cojines que, en algunos casos, ella misma ha cosido. Frente a él, la televisión está encendida y en ella se emite una conocida serie española. La habitación la preside un maniquí que viste un elegante vestido metalizado que refleja la luz de la televisión por toda la estancia. Esto, en cierto modo, responde a la primera pregunta de la entrevista.

Lewis sujeta la corona de Miss Gay Venezuela. Fotografía cedida
Pregunta. Cuando vivías en el CAR, entre tus principales objetivos estaba conseguir el permiso de residencia, que ya lo tienes, volver a dedicarte a tu profesión y estudiar arte dramático. ¿Has podido cumplir esos propósitos?
Respuesta. He empezado a ejercer como diseñadora de moda. Estoy trabajando para el concurso Miss Grand, donde el año pasado tuve la oportunidad de vestir a la representante de España en el certamen internacional, y este año he vestido a tres candidatas de provincia. Me escribieron más chicas interesadas en que les vistiera, pero querían que lo hiciera por colaboración y, como migrante que no tiene un trabajo estable, no puedo permitírmelo. En Venezuela trabajaba para otros diseñadores, así que coser diseños que llevan mi nombre es un gran logro. Lo de modelo lo he dejado atrás porque mis doctrinas son difíciles de quitar y no considero que ahora mismo tenga un peso como para modelar. Sin embargo, sí que comencé con lo de actriz. El año pasado me presenté a las pruebas de la ESAD y no pasé la prueba física, pero ya he presentado mi solicitud de nuevo para volver a intentarlo.
P. Parece que estás cumpliendo con todos tus objetivos.
R. Poco a poco sí. A veces me sentía decaida por recibir muchos noes. No es fácil, y yo creo que lo tengo más
difícil por mi condición. Sigo pensando por qué muchas veces he estado en entrevistas de trabajo y no me han cogido a pesar de que mi currículum era muy superior. Ante esto, yo tengo un oficio y puedo salir adelante, pero ¿y las que no? Yo soy venezolana, el tema de los papeles lo tengo mucho más fácil, pero las subsaharianas no. Muchas chicas acaban en la calle (prostituyéndose) y luego dicen "sácalas de a calle", pero son ellos quienes las han llevado ahí, porque de algo tienen que vivir.
Lewis se muestra especialmente preocupada por su futuro laboral, lo que le lleva a reflexionar sobre los pros y contras de su vida en Venezuela frente a su vida actual. "En mi país tenía tres trabajos. Trabajaba los fines de semana en una discoteca, para un estilista como modelo y para un diseñador como asistente y bordadora. En España aún no he trabajado, me mantengo con los vestidos. Con los pequeños contactos que tengo, un vestido hoy, otro mañana... Y los precios que se manejan me mantienen acá. Si es cierto que la calidad de vida aquí es distinta, no hay comparación, se puede vivir libremente. Sí, allá tenía trabajo, pero aquí tengo calidad de vida. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Dices ¿Por qué no vuelves si tenías trabajo? Porque peligra mi vida ¿Y por qué te quedas si no tienes trabajo? Porque por lo menos puedo vivir. De alguna manera puedo vivir".
P. Entonces, ¿consideras que estás integrada en España?
R. Socialmente sí, burocráticamente no. Ponen las cosas muy difíciles. No comprendo cómo, por ejemplo, una funcionaria del SEPE que me tiene enfrente y me está viendo puede escribir en el informe de mi búsqueda de empleo "sexo masculino".
Las modelos María Rivero y Clara Navas vistiendo diseños de Lewis Andry en el marco del certamen Miss Grand Spain. Fotografías cedidas
Al hablar sobre su felicidad, en 2018 respondía: "Soy feliz a veces porque me despierto y digo: estás donde querías estar, no como querías, pero sí en el lugar". Para ella era y sigue siendo fundamental ser independiente y no depender de las ayudas para mantenerse a sí misma.
Ahora, responde con optimismo sobre los cambios que ha experimentado desde entonces.
P. ¿Cómo ha cambiado tu vida?
R. Ha cambiado 180 grados. Pasé de estar recibiendo una ayuda a poder pagar el alquiler con mi trabajo, que es una cosa de la que cualquier ser humano debe sentirse orgulloso porque quiere decir que me lo estoy currando, me lo estoy trabajando y, como siempre se ha dicho, es mi plata y hago con ella lo que quiero. Es súper gratificante. Ya nadie va a decir "te están ayudando", no, esto me lo estoy ganando yo de lo que sé, de lo que trabajo y de lo que he estudiado. Me quería ir a Madrid y todavía me encanta, pero me he enamorado de Sevilla poquito a poquito. También creo que es la zona, que como me he cambiado a esta zona donde ves gente y ves vida ha cambiado todo. Así que, sí, 180 grados. No, no soy la persona a la que conociste en el CAR. He cambiado muchísimo, ahora estoy más abierta, más resiliente, más aceptativa, buscando... Los noes están empezando a cambiar por un sí. Yo creo que todo es cuestión de paciencia. Un primo mío que emigró a Estados Unidos me dijo "los tres primeros años son malos, después vas a ver cómo lo flipas".
Además de en diseñar vestidos, Lewis también emplea su tiempo en colaborar con varias asociaciones relacionadas con colectivo LGTBI, donde confiesa que ha hecho la mayoría de sus amistades. Recientemente, ha planteado en una de ellas realizar un voluntariado de acompañamiento a adolescentes en el proceso de transición: "Vi a muchas chicas cabizbajas en el centro médico donde se realiza el tratamiento y considero que este este proceso no es para agachar la cabeza, es para sentirte feliz. Te estás convirtiendo en lo que quieres".
P. Ahora que ya hemos hablado sobre cómo estás cumpliendo tus propósitos del pasado. Hablemos del futuro. ¿Qué esperas de él?
R. Me gustaría abrir una tienda con mi nombre y tener anexada a ella una academia de modelaje especializada en miss, porque cuando haces modelaje tienes que vender la ropa que te pones, pero cuando eres miss te vendes tú.
P. ¿Tienes la vida que esperabas tener en España?
R. Todavía no.
P. ¿Y va encaminada?
R. Sí. Le di tres años y parece que está respondiendo. Llámalo destino o, como dicen en la serie, "llámalo dios, llámalo energía", pero parece que algo hay. Me prometí que si en tres años no conseguía "algo" volvía a volar y España se convertiría en un puente, pero creo que se va a convertir en mi hogar.
